La molienda

¿Eres de los que compran el café molido? ¡Te estás perdiendo los mejores atributos de tu café de especialidad!

El grano del café, una vez tostado, encapsula gases y aromas que, además del rico olor, son responsables de la cremosidad del café. Es por esto que lo ideal es consumir el café inmediatamente después de molerlo, ya que de esta forma damos un poco de reconocimiento al trabajo del productor y del tostador, que se esmeran por entregarnos la mejor taza.

Si no te es posible comprar un molinillo para café, nuestra recomendación es comprarlo en cantidades no muy grandes, para que lo consumas rápidamente y no lo guardes por tiempos prolongados.

¿Qué molino es para mí?

Hay muchos tipos de molinos en el mercado, eléctricos y manuales. Sin embargo, de acuerdo con su manera de moler, podemos clasificarlos en tres tipos:

1.- Molino de aspas

Son molinos eléctricos, muy parecidos a una licuadora. A pesar de ser los más baratos del mercado, no son convenientes para métodos de filtrado ni para espresso, debido a que la molienda no es uniforme y no hay forma de graduarla. No obstante, es una herramienta útil para quienes usan una percoladora tradicional para filtrar nuestro café.

2.- Molino de fresas cónicas

Los hay manuales y eléctricos, lo cual es una ventaja para quienes buscan llevarlo consigo. Sin embargo, este tipo de molinos ofrecen un resultado muy parecido al de aspas (no hay uniformidad en el tamaño de las partículas), lo que lo hace menos óptimo para bebidas como espresso.

3.- Molino de fresas planas

¡Este tipo de molinos son perfectos para tu espresso! Ya que realizan una molienda muy uniforme y pueden graduarse para ajustar el grosor de la molienda. También son muy usados para moler grandes cantidades de café con una repetición muy exacta (por ejemplo, para una cafetería). 

Tipos de molienda

El tamaño de la molienda también importa, ya que esta dependerá del método que uses para filtrar tu café.